Pingüinos

Pingüinos


E

ra un viernes por la noche. Normal. Solo. Mi alma, yo y una botella de vino. Desde que se fue mi novia venezolana, que llevaba una rutina predecible. En eso estaba cuando suena el timbre. Era Magnolia, La Peluquera. Siempre que Magnolia llegaba a casa, se producía una rutina impredecible. Esta vez venía colocada con abundante GinTonic en el cuerpo. -Vine a sacarte de tu madriguera-No pienso salir, le digo. -Hace meses, desde que se te fue tu puta novia venezolana que no sales, ¿es que piensas convertirte en polilla? ¡Vas a salir conmigo o te mato!-Le pregunto cuál es el panorama. Qué me ofreces de opción. Lo que quieras, dice. Renuevo mis ganas de no salir. Dice que podríamos ir donde Santiago. Que Santiago siempre se acuerda de mí. Que siempre le pregunta cómo está el poeta. Que en su casa siempre hay buena onda. Tragos y karaoke. Me conmina a salir. Le digo que no. Que no tengo ganas. Que si me regalara un polvo, tampoco lo consideraría. Que aquella noche y las demás noches, no saldría. Entonces dice que si me obstino en no salir, me recitará sus últimos veinte poemas. Le digo que me ha convencido. Que llame a Santiago. Llama a Santiago y le anuncia nuestra llegada.

Le dice al taxista que maneje con cuidado, que no olvide que lleva a una virgen de pasajera. Que lleva un tesoro preciado. Que espera ser virgen hasta los cincuenta años. Que espera entregar su virginidad a un príncipe idiota. El taxista, que ya ha transportado a Magnolia otras veces, le sigue el juego. Le dice que si ella es virgen, él es James Dean. Y así, jodiendo todo el trayecto hasta llegar a la casa de Santiago. Nos sale a recibir borracho, alegre, con una botella de whisky en la mano. Nos hace pasar y nos encontramos con dos personas que no conocemos. Caty y Dani. Comienza rápido la primera ronda de tragos. Caty vive a la vuelta de casa de Santiago. Es militar retirado y se dedica al turismo. Dani es de Punta Arenas y se dedica a la ortodoncia. Tengo mi propia clínica dental. Magnolia pega un grito. ¡Mira guachito, mira mi boca (mostrándole la carencia de un incisivo frontal), ¡mira los dientes de Hugo! Estuvo en la guerra de Irak y le explotó una granada en la boca. Su novia venezolana lo amenazó con dejarlo si no se arreglaba los dientes, Dios nos trajo donde Santiago ¿viste weón que tienes que salir de tu madriguera de vez en cuando? Dani, el ortodoncista, dijo que los amigos de Santiago eran sus amigos. Caty, el militar retirado, dijo que tiene tres motos. Santiago dice que nos callemos. Arremete con una canción de Pablo Abraira. Magnolia le dice a Caty que su sueño es subirse a una moto. Yo le pregunto a Caty por qué se llama Caty. Caty la invita a dar un paseo en moto a Magnolia. Magnolia le dice a Caty que son las dos de la mañana. Caty le dice a Magnolia que es la mejor hora. Que es la hora en que se aparean los pingüinos en esta época del año. Que es un buen espectáculo. Se van en busca de la moto y los pinguinos. Dani me pregunta si de verdad quiero arreglarme los dientes, le digo que sí. Dice que podríamos empezar en ese momento. Santiago bebe whisky y ahora canta una de Nino Bravo. Dani me explica que es de Punta Arenas. Que viaja constantemente a Puerto Natales a ver pacientes. Que anda trayendo en su maletín lo necesario para hacer su trabajo. Me invita a sentarme en su consultorio ambulante. Abro la boca. Me sorprendo que no se sorprenda al abrir mi boca. Me pregunta si de verdad estuve en la guerra de Irak. Dice que él podría hacer un buen trabajo. Saca papel y lápiz y hace un presupuesto. En verdad que no muy caro. De haberlo sabido, habría esperado a mi novia venezolana con todos mis dientes. Me pregunta si de verdad quiero comenzar en ese mismo instante. Le respondo que sí. Abre el maletín y comenzamos. Te voy a tomar las impresiones. Dice que es el primer paso. Muerdo algo como chicle gastado color naranja por dos minutos. Luego vuelvo al sillón y seguimos tomando. Una piscola. Mezcla de Pisco y Coca Cola. Me dice que los chilenos somos magníficos. No como otros países como Perú o Bolivia, por ejemplo. Incluso que los argentinos no son nada al lado de los chilenos. Somos grandes compadre, ahí vez tú lo de los mineros compadre, los gallos allá abajo a 700 metros bajo tierra compadre, ¿y? los compadres salieron compadre, aguantaron compadre, dime tú que otro gallo de cualquier parte del mundo habrían aguantado 70 días compadre, y llegamos nosotros y lo rescatamos compadre ¿por qué compadre? Porque somos chilenos compadre, tenemos la tecnología para hacerlo compadre, por eso yo te digo compadre los dientes… es la carta de presentación compadre, es lo primero que se fija la gente cuando te conoce compadre, yo compadre me hice sólo, estudié por mi cuenta compadre y ahora soy dueño de una clínica dental en Punta Arenas compadre, con esfuerzo y trabajo compadre y ahora tengo mi casa, mi auto, mi lancha a motor fuera de borda compadre, porque los chilenos somos así compadre, somos inteligentes compadre, nada nos queda grande compadre. Mira tú eres escritor compadre, mira tú el Neruda y la Gabriela compadre, dos premios nobel compadre, los dos chilenos compadre, nosotros somos grandes compadre, eso, nosotros somos grandes compadre, quién tiene dos premios nobeles compadre, nosotros compadre ¿y la Violeta? ¡Chilena pos compadre! Así somos los chilenos compadre. Me dice que hará un vaciado de yeso. Que esta misma noche saldré de allí con una dentadura nueva. Con una vida nueva. Que será mi carta de presentación, etcétera. Santiago sigue cantando karaoke cuando siento el ruido de la moto. Caty llega como recién salido de Woodstock y Magnolia vestida de motoquera. Dani la lleva a su improvisado consultorio a un metro de la concurrencia. Mientras Caty me cuenta cómo se hizo millonario. Fue con los pingüinos. Caso único en el mundo. Incluso salió en Discovery Channel. Único caso en el mundo en que se logró amaestrar pingüinos. Lo hizo Caty. Desde hacía cinco años que trabajaba para turistas. Los pingüinos bailaban flamenco. Jugaban mejor que la selección chilena de fútbol. Asistían a clases de matemáticas y se dejaban hipnotizar. Mientras Dani que escuchaba a Caty, mientras atendía a Magnolia me dice: no ve compadre lo que le decía, los chilenos somos así compadre, somos ingeniosos. Nada nos queda chico compadre. Ahí ves tú a Caty, ese weón perdió más de la mitad de su vida en esa mierda del ejército, él no sabía que tenía un don, hasta que lo descubrió, porque todos los chilenos tenemos un don compadre, ahora con los putos pingüinos se está forrando de pesos, dólares, euros, de guita compadre, que reclamen los defensores de derechos del animal compadre, no estamos ni ahí con esos weones. ¿No cierto Caty? Le dice a Magnolia que vaya a compartir con nosotros. Santiago que ha dejado de cantar, nos sirve una nueva corrida de tragos. Dani me dice que el paso siguiente es elaborar rodetes en cera para toma de mordida. Mientras trabaja conmigo cuenta que hace años leyó en una revista de mi especialidad, que en Galicia llegaba un barco ruso que se detenía en aguas internacionales, era un barco odontológico con cincuenta a sesenta dentistas que atendían en alta mar. Que los gallegos llegaban en barquitos en donde estaban los rusos. Que le pagaban con jamones, vinos y patatas. Que volvían a Galicia con una sonrisa amplia. Caty dice que seguramente es un chiste gallego. Dani jura que lo leyó. Jura que es verdad. Santiago se queda dormido. Vuelvo al sillón. Llama a Magnolia al consultorio. Hablo con Caty de los pingüinos, de motos y de los amores que tuvo con una sueca. Luego tapo a Santiago que yace borracho, con una manta. Veo entrar a Dani con Magnolia al baño. Dani dice que allí hay mejor luz. Quince minutos después salen. Dice que el trabajo con ella ya está casi listo. Magnolia no puede hablar, lleva un esparadrapo en la boca. Dani toma un Vodka Naranja y me lleva nuevamente a la mesita. Me hace un relato pormenorizado de lo que hará conmigo durante tres horas. Te voy a decir compadre lo que haré contigo. Se trata de lo siguiente, primero enfilaremos los dientes, luego haremos una prueba de los dientes sobre cera, usted tranquilo nomás compadre, ya verá que saldrá de aquí renovado, con diez años menos, usted confíe en mí compadre, ya le dije que los chilenos somos buenos compadre, somos competentes, luego haremos una acrilada con acrílico de termocurado, más tarde me dedicaré a hacer una cocción, luego lo dejaremos enfriar, luego lo desenmuflaré con cuidado… perdón compadre es que necesito un trago. Va y se toma otro trago. Como le decía compadre, los dientes son la carta de presentación de una persona, veo cómo sonríes y te diré quién eres, ahí ves tú a Caty, el weón tenía una novia sueca que conoció por Chat, vino la sueca y se enamoró de todos sus amigos. ¿Sabes por qué compadre? Por los dientes compadre, Caty tenía sus dientes a la miseria, por eso el weón no ponía la cámara en el Chat compadre, cuando vino la sueca se encontró con tamaña sorpresita. ¿no cierto Caty? Caty asentía junto a Magnolia. La sueca andaba de la mano con los amigos de Caty. Entraba abrazada a los supermercados con los amigos de Caty. Salía a bailar con los amigos de Caty, y sabe por qué compadre, por la mierda de dientes podridos que tenía Caty. Veo a Caty que besa con todos sus dientes a Magnolia. Luego me explica que el último paso será el pulimento y brillado de la prótesis. Cuando vuelva su novia venezolana no lo reconocerá compadre. Se enamorará perdidamente de usted, tendrán gemelos venezolanitos y luego se irán a vivir a Caracas compadre o dónde sea compadre, y serán felices compadre. Aquella noche brindamos entre dientes. Al último me costaba arrimarme al consultorio debido a los tragos que tomábamos. Cada tanto, veía entrar a Dani y Caty al baño, con Magnolia. En algunos momentos, Dani me despertaba para atenderme. No recuerdo exactamente cómo llegué a casa. Como todos los domingos despierto con mi hijo en cama. Giro mi cuerpo y lo abrazo. Pega un grito. Corro al espejo del baño. Me encuentro sin dientes.


5 comentarios:

Un gusto encontrar tu blog, me he paseado de lo lindo por tu rincón prosaico, escribes sin matices ni semántica rara, de corrido sin tomar pausa, más me pregunto si rescataste tus dientes viejos o los nuevos en casa de Santiago? o te los enviarán por correo desde Puerto Natales? o la novia Venezolana ya apronta sus maletas para acudir a tu lado, un Don Blog que tienes te seguiré de cerca, un abrazo sureño!!!!

Oye Hugo... Pat_Agónica es genial!!! Tan genial como tu historia. Abrazos.

Pat_Agónica, Vivianne, Alejandro. Un abrazo.

De mi época adolescente, recuerdo una tarde en la calle Lavalle cuando estaba llena de cines, yo miraba una cartelera y un viejito desdentado se me acercó y farfulló:"Quechés quetezpezchiizlapzzzpofsinffozzsos?". "¿Qué?"... Entonces, escuchando atentamente, entendí: "¿Querés que te chupe la pija por cinco pesos?"
El planteo me resultó memorable, y años después viajando por otros países, lo conté y creo que en Méjico me hicieron el comentario: "¡Qué país de mierda Argentina. Es increíble que cuando uno llega viejo allí, tenga que chupar pijas para poder sobrevivir".
La interpretación era muy descolgada, pero rechévere.

Buen aporte Yoel. Un abrazo.