Cenizas de un gran amor

Cenizas de un gran amor


R

ecuerdo aquel poema que escribí para ella. Ya hace un año. La vi saliendo de un bar. Llegué a casa y escribí. Escribí un poema para ella. Era una turista más que visitaba el pueblo. Probablemente ni siquiera recuerda el nombre del pueblo. El pueblo para ella, seguramente, era una excusa para ir a otro lugar más atractivo. Llegué a casa y escribí. Escribí el poema. Eso pasó. Seguro que no me vio. Es que nadie me ve. Yo soy un poco menos que un fantasma aquí. Paso desapercibido en una reunión de cocodrilos.
Decía el poema:

Siendo
plenamente
consciente
de
mis
actos
me
arrojaré
a
sus
pies.

Eso decía el poema. Anoche la volví a ver. Después de un año la volví a ver. Entro al bar y estaba ella. Fui directamente a su mesa. Me presenté y le dije que le había escrito un poema. Que hace un año le había escrito un poema. Eso dije. Me contó que me recordaba perfectamente. Que me había visto al salir de este mismo bar. Me comenta que ha vuelto para esparcir cenizas de un gran amor. Que sabe que la Patagonia es un lugar mágico. Que también ella quiere morir aquí. Despierto.


2 comentarios:

Insisto los sueños se hacen realidad uhmmm para mi que en lo mas hondo de tu cuore anhelas un amor asi de expectante y cuasi romántico, pues el poema parece de un chicuelo de prepa, pero por algo se empieza, dos abrazos!!!

Es así Vivianne... por algo se empieza. Un abrazo.