Dulce Navidad

Dulce Navidad




S
i quieres lo escribes. Eso me dijo. Si quieres lo escribes. Bueno, ya tu sabes, mi pareja me golpeó, me arruinó la cara. Me sacó la mierda. Eso pasó, que me golpeó de lo lindo. Pero tenía razón de hacerlo. Lo acompañé al puerto. Partía a pescar en una goleta impropia, en el mar del fin del mundo. Es un trabajo para hombres gigantes. Van allí los hijos de la desdicha. Los temerarios. Los que nunca tuvieron un lugar en el Mundo. Los maldecidos. Ganan apenas para el sustento. Son olvidados de toda trama político social. Lo sabes. Entonces fui a dejar a mi pareja al puerto. Antes, habíamos tomado todo lo que un ser humano puede tomar, Durante horas, docenas de litros de alcohol. Mucho licor de menta. Lo fui a dejar y partí para la casa. En el trayecto me junté con Mazeta. Nos pasamos a tomar un trago y nos fuimos para casa. Nos acostamos. Luego llegó mi pareja. El puerto estaba cerrado. Vientos de millones de nudos. Regresó a casa y nos sorprendió. Nos pegó a los dos. Casi me mata. Ya sabes, su trabajo es brutal. No acepta una cosa así. El arriesga su vida. Y yo allí con Mazeta. En la cama con Mazeta. Intervino la fuerza policial, la justicia y toda esa mierda. Llegaron a mi casa esos perros y me hicieron una encuesta. Te aseguro Hugo que es gente de mierda. Huelen a colonia barata y se creen semidioses. Si lo vieras… Me ofrecieron psicólogo, una casa para madres que sufren maltrato y protección para mí y mis hijos. Nada gratis, lo pagamos nosotros con nuestros impuestos. Me preguntaron qué me gustaría que pasara con él. Nada, le dije que nada. Que vayan donde mi madre y la tomen presa. Que a los doce años me golpeaba. Que decía que por mí estaba en este puto pueblo de mierda. Que no tendría que haber nacido. Que era una puta. Eso me decía, que era una puta. ¡A los doce años Hugo! Me cagó la vida. Bueno… esta historia ya te la he contado muchas veces. Le dije que también mi madre al final, se fue, nos abandonó, a mí y a mis hermanos. Que se escapó con un cura. Tú conoces toda esta historia Hugo. Pero ellos no, por supuesto que no. Y ahora viene lo mejor, me preguntan qué hace mi mamá. Dónde está. Les digo que ha vuelto. Que ha vuelto al pueblo. Que después de algunos años, ha vuelto. Que hace lo que hizo siempre. Profesora de religión.

4 comentarios:

Un relato excelente, con un final impactante.
Un saludo. Por cierto yo estuve allí, en Puerto Natales...

Feliz Navidad, Hugo.

Un abrazo Josef. Tendríamos que habernos conocido y tomar un par de algo. En una de esas nos cruzamos por el pueblo. Feliz Navidad Matías. Un gran abrazo.

Siempre sentí que en esos lugares, "lejos del mundo" que son carozos universales (lejana Arica, antiguo Natales), las contundencias de la realidad que rueda desmesuradamente por las calles (un gato negro despanzurrado por un móvil, una pordiosera agonizando bajo el sol, etc.)son portales, crisoles efervecentes donde ciencia y poesía dicen un mismo decir, sin que se los comprenda, pero la iluminación es inevitable.
Ese pescador saturado de menta y alcohol farmacéutico, cuando entra al mar final a buscar monstruos alucinados, se convierte en lo que los dioses llaman "héroe". Entonces cuando vuelve y ve a su musa enculada por Juanito Laguna, cree en si mismo y sufre melancolía. Un eructo puede ser entonces la apertura del inconciente poético que colma de esperanzas la situación que solamente se entenderá, volviendo al mar y quedándose en él. O no.