Caballito de mar

Caballito de mar



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iempre desde pequeño supe que tenía un don. Mi abuela evangélica me lo dijo el día que le pronostiqué rotura de tobillo. Y ocurrió. Luego el casamiento de mi tío Antonio con Carmen. Más tarde el choque de autobuses en la Carretera Austral. Era un chico predestinado para intuir catástrofes. En el autobús iba también mi tío Antonio y Carmen. Tenía que pasar y pasó. Todo el mundo me lo decía, tienes que aprovechar tu intuición. Esa puta capacidad que tienes de descubrir el fallo, la pista, el vislumbre, la catástrofe. Luego no sé qué pasó. Perdí la capacidad, la intuición y el rumbo de mi vida. Me convertí en todo un hombre. Fútbol, juerga, mujeres e hipódromo. Una linda vida que se la deseo al peor de mis enemigos. Bueno, rescato de todo aquello, a las mujeres. El caso es que perdí la intuición, el don. Nunca más pronosticaría rotura de tobillos. Nunca más. Pero algo ocurrió. Algo ocurrió que hizo que nuevamente volviese el don. Ocurrió el día que me echaron de la fábrica.

Tres años trabajando en la fábrica. En la fábrica de vasitos plásticos. De lunes a sábado, ocho horas al día. Haciendo tres movimientos. Uno, dos y tres. Giro para la derecha, tuerzo a la izquierda, luego giro nuevamente a la derecha. No puedes pensar en nada. La vida suspendida por el puto vasito plástico, que la persona que lo compre, llevará a su boca como si nada. El infierno instalado en un local maloliente de chinos de camisas grises. ¡Atentos! no tengo nada contra los chinos, sólo que después de trabajar en una de sus fábricas, hubiese querido que una bomba los sepultase a todos los chinos camisas grises. Dormíamos en la fábrica, retenían nuestra documentación y nos vendían su mierda de comida, disfrazada de comida, tan caro como si comiésemos en el mismísimo Bulli.

Fue un domingo. Caminaba por un parque de pájaros, niños y flores, cuando me encontré con Julián. Un antiguo amigo de la infancia con el cual compartíamos travesuras. Me preguntó de mi vida. Le hablé de los chinos, los vasitos plásticos y del Bulli. Se sorprendió. Y ahí apareció el TRE. Era a lo que él se dedicaba. Era el descubrimiento de América. El lunes iría a la fábrica y mataría a cualquier chino que se cruzase en mi camino. Habló Julián: No puede ser que todo el mundo se compre un Ferrari y tú acá, cazando pajaritos, perdón, haciendo vasitos plásticos. Con todo ese potencial que tenías de niño, mira yo, que era un pendejo pelotudo, que no sabía si país se escribía con s o con z, ya tengo tres casas, tres autos, tres amantes. Dale, dedícate al TRE como yo, y ya verás como tu vida y la del planeta cambiará.

Y en eso estoy, cambiando mi vida, la del planeta y la de muchas mujeres. Alquilé un viejo antro donde se bailaba cumbia y que me sirve de oficina. Bien decorada por supuesto. Luz tenue, incienso, velas y música incidental al efecto. Lo primero fue cambiar de identidad. De Hugo Vera Miranda he pasado a llamarme Jhonny Gandhi. Ha vuelto a mí, la intuición y la vida. A través de la Terapia de Respuesta Espiritual (TRE), he conseguido logros que nunca en mi vida de vasitos, hubiese obtenido. Instalé mi consulta, puse avisos por radio y la tv, y abrí un blog en Blogspot.

El tratamiento consta de varias sesiones, dependiendo del cuerpo de la mujer y de la billetera de la dama. Paso ahora a reseñar brevemente, en qué consiste mi trabajo. Debemos aprender y aprehender a movilizarnos en las zonas superiores de la comprensión semántica. Sabiendo que, la mente es una especie de Software que monitorea constantemente y graba, toda acción que involucre los sistemas responsables o no, de nuestra conducta. La mayoría de la veces ¡Ojo, que esto es importante! No nos damos cuenta de aquello. Nuestra Bendita Alma, es una computadora que graba todo todo todo. Lo que yo hago es des-grabar aquello que la computadora, Nuestra Bendita Alma graba. No es el conocimiento en sí y per se sino que es el proceso de aprendizaje que vamos obteniendo a lo largo de cada jornada de vivencias inconmensurables que atañen al desenvolvimiento de cada actor humano en concordancia con la libertad que repta en los jardines de la vida cotidiana. Esperen. Voy a tomar un poco de aire, las frases largas no me van. Bueno, continúo con mi disertación, se los voy a contar como un cuento, un cuento simple, quiero que todos me entiendan, que entiendan lo que es mi nuevo trabajo, mi nuevo trabajo que estará destinado a salvar a la humanidad y sobre todo a las mujeres, de pesares y lamentos eternos y odiosos. Se trata sin más de, si por ejemplo, un caballito de mar llega a mí, yo lo devuelvo a su hábitat natural, convertido en un cervatillo. Llegan mujeres a mi consulta y me dicen: "Soy fea y me gustaría ser bonita qué hago, dígame usted qué hago". Les hablo les hablo les hablo, les dejo la cabeza como un bombo, luego las derivo a un esteticista. Cinco sesiones 200 euros. Eso sí, siempre con condón.
Mi intención última es el amor a la humanidad, a las mujeres, y luego, aparecer en el último listado de Forbes.


comentarios:

puta madre que lo parió. la municipalidad clausuró el puesto de Santiago.