El último pasajero
Es que seguramente. Tiene que haber algo más inhóspito. Seguramente. Mientras tanto deambulo por la Ciudad de la Ira girando dando tumbos. Sacristanes ciegos vienen a mi encuentro. Alguien en algún lugar toca el banjo. Catedrales iluminadas. Soles derretidos temblando. Trenes rosados haciéndose añicos. Una burra amamanta un niño. Me dirijo por la vereda de la sombra. Hacía el mar. Y esa manera de ser. La pertenecía a ninguna cofradía. Me encuentro frente al mar. Veleros encendidos retornan del País de los Muertos. Vienen hacía mí. Soy el último pasajero. Al final no fue lo que pensaba. Lo que yo creía que pasaría. Que me costaría despedirme de la lluvia, la música, las grosellas. Nada en definitiva tiene la suficiente importancia. En esta hora ni en la próxima. En el último momento nada vale. Nada que merezca una misa. Estoy desnudo frente a la costa. Frente al mar. Nunca me he sentido mejor. Liviano como ala de mariposa. Tiempo de partir. Es tiempo de partir. Es hermoso partir. No pagar impuestos. No lavarse los dientes. Partir. Lo siento Rimbaud. Lo siento. Existe algo mejor que Puerto Natales y no es Puerto Natales.
comentarios:
08:50
Leí este correo y encontré una ventana de Cocteau y fuí a leer los textos del amigo, quise "comentar" algo que un día le ví decir en una película documental desas que pasan por cable. Pero el "comentario" del correo Cocteau no me habilitó el "deja tu comentario". Cocteau (ya viejito) ponía cara de sorpresa y decía: "¿El error?... El error es el arte".
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