El hombre ideal
Bien parecido. Elegante. Guapo. Cautivante. Un poco distante. Cierta arrogancia en su desplante. En primer lugar el hombre ideal existe. No soy yo. El hombre ideal fuma, toma cerveza y defeca. Maneja el control remoto de casa. Mira fútbol mientras engulle lo que encuentra a su paso. No hay cosa humana o infrahumana que no sepa. Suele llevar de entrecasa una camiseta Nike adulterada manchada con algo. Llega a casa a la hora en que los niños duermen. Cuando se ducha deja un reguero de ropas tiradas entre el baño y el dormitorio. Se mete un dedo en la nariz y saca de allí lo que tiene que sacar. Habla de su puto jefe que odia y teme, de la alta o baja temperatura y de la prima de riesgo que desconoce totalmente. Tiene problemas con el vocabulario, la sintaxis y la ortografía. Siempre bien vestido y mal combinado. Conduce ligero y maldice en los atascos. Cree a fe ciega en el horóscopo chino. Es su caballito de batalla. Con el chino horóscopo embaucó a muchas mujeres. Se rasca sus huevos y los olfatea. Se tiñe con L'Oreal negro profundo para rostros claros. Tiene un amigo en el gobierno. Un cuñado actor. Cree distinguir un Merlot de un Cabernet Suavignon. Escucha a Serrat y a Estopa. En cualquier minuto el mundo reconocerá sus méritos.
Receta para conquistar el hombre ideal:
Toma 300 gr. de ruibarbo de la quinta y machácalo bien en un mortero. 50 gr. de cenizas de un cordero asado al palo entreverado con una matita de menta fresca. Un hueso de una falange deshidratada previamente embebido en alcohol de 90 grados. Una mata de grelos de la Ría de Arousa. Jengibre, cilantro, una foto de Alain Delon cuando joven, una estampita de la Difunta Correa, otra de San Expedito y agua de mar de la última marea. Luego todo aquello lo pasas por una trituradora y lo envuelves en un pañuelo. En el pañuelo pones el nombre de tu hombre ideal y lo entierras en cualquier lugar de Tierra del Fuego. Al cabo de un corto tiempo tendrás en casa a tu hombre ideal.¡Bon Appetit!
Ilustración de Javier Molinero.
Receta para conquistar el hombre ideal:
Toma 300 gr. de ruibarbo de la quinta y machácalo bien en un mortero. 50 gr. de cenizas de un cordero asado al palo entreverado con una matita de menta fresca. Un hueso de una falange deshidratada previamente embebido en alcohol de 90 grados. Una mata de grelos de la Ría de Arousa. Jengibre, cilantro, una foto de Alain Delon cuando joven, una estampita de la Difunta Correa, otra de San Expedito y agua de mar de la última marea. Luego todo aquello lo pasas por una trituradora y lo envuelves en un pañuelo. En el pañuelo pones el nombre de tu hombre ideal y lo entierras en cualquier lugar de Tierra del Fuego. Al cabo de un corto tiempo tendrás en casa a tu hombre ideal.¡Bon Appetit!
Ilustración de Javier Molinero.
2 comentarios:
23:35
Me acabo de dar cuenta que no soy el hombre ideal.
¡Qué alivio!
14:23
¡Pues yo me acabo de dar cuenta de que tengo bastantes de las costumbre del hombre ideal!
¡¡¡¡Gracias!!!!
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