Andrés Azúa Sánchez

Andrés Azúa Sánchez

Mi primer maestro

Conocí a mi primer maestro cuando aún iba al jardín. Un día la tía que nos cuidaba nos pasó unas tablas y un poco de plasticina a cada uno. Nos dijo: "Dibujen algo en la tabla. Tema libre".
Tomé mi plasticina y la eché sobre la tabla. Hice un pájaro. Al rato pasó la tía por donde yo estaba y se quedó maravillada con el pájaro que yo había hecho. Me dijo que sin duda sería uno de los dibujos que se mostrarían en cuanto hiciéramos una exposición. Luego se marchó. Yo miré hacia el lado para ver lo que había hecho mi compañero de banco. Su dibujo consistía en varios trozos de plasticina caóticamente desparramados por toda la tabla, la mesa y el suelo.
-¿Y qué hiciste tú? -le pregunté.
-Un avión
-¿Un avión?
-Sí, un avión que se ha estrellado.
Me pareció de lo más divertido; así que tomé mi pájaro y lo hice trizas, al igual que él. Al rato la tía volvió a pasar y se detuvo a mirar mi tabla. Me preguntó por qué había hecho eso con el pajarito.
-Es un avión que se ha estrellado -le dije.
No pareció entender la idea. Más bien parecía enojada. Me reprendió duramente por lo que había hecho, me dijo que no tenía para qué imitar lo que hacían mis compañeros, que yo no era así realmente y que haciendo las cosas al lote no se lograba nada. Me quedé pensando en lo que me había dicho y llegué a la conclusión de que quizá yo realmente era eso: un pájaro de plasticina, igual al que yo había hecho. Esto me entristeció sobremanera, de la peor forma en que se puede entristecer un niño de 4 años. Creo que fue la primera vez que me sentí decepcionado de mí mismo, limitado. La tía dio por terminada la clase, escogió los mejores cuadros y se los llevó. Seguramente los quería colgar en algún mural y enseñárselos a alguien, al dueño del jardín o al alcalde. Y seguramente yo, si no hubiera sido por mi primer maestro, todavía andaría dibujando pajaritos de plasticina por ahí, esperando que alguien viniera a aplaudirme.

A mi primer maestro, dondequiera que esté

3 comentarios:

LOS PAJAROS ESTAN SOBREVALUADOS U_U

Anónimo dijo...
17:41
 

noble lucidez la que es capaz de reconocer al maestro entre sus pares.

abrazo hugo!



n.

Yo advierto, también, que para recibir una enseñanza hay que estar preparado. Si no hubieras tenido que destruir el pájaro, es decir, si el pájaro hubiera sido un mamarracho de dibujo que no hubiera merecido la alabanza de la profesora, probablemente el acto hubiera sido una mera imitación, disfrazar la incapacidad de creatividad "como hacen los otros". Eso es lo que no supo ver la maestra.