en que vi bailar a Maia Plisetskaia y en época distinta a Mikhail Baryshnikov. En eso venía pensando. Aquello en el Teatro Colón de Buenos Aires. Eso venía pensando cuando me encuentro con el sociólogo. Fue como encontrarme con un tren de mercancías. Pateas una piedra y aparecen 4000 sociólogos. Una de las peores lacras de la humanidad. Me comenta que está embarcado en un proyecto participativo de barrios. Que es un nuevo proyecto del gobierno para implementar la supremacía del goce cotidiano. Involucrar a la gente en trabajos en donde bla bla bla. Y así. Luego me preguntó por mi hijo. Le dije que no se portaba nada de bien. Te voy a explicar me dice: el sujeto en cuanto interactúa como sujeto y bajo el prisma de su inherente personalidad que es la configuración única responsable de su conducta, está alambicado en una serie de circunstancias participativas en donde el creacionismo está abolido por meras circunstancias circunstanciales valga la redundancia en un nulo observador sin participar en el meollo de la quid de la cuestión por eso lo del proyecto participativo en que en este momento estoy involucrado. Así. Todo de corrido. Luego me dijo que aquello daría pábulo como para una tertulia en mi casa. Pensé: muérete hijo de puta. No dije nada. Sonreí y le dije que ya nos vemos. Ese ya nos vemos que significa nunca.