Grados de referencia de Juan Mihovilovich
Por la Dra. Željka Lovrenčić
DDespués de interesantes novelas y cuentos (traducidos en Croacia), el juez, poeta, cuentista, novelista y ensayista chileno de origen croata Juan. Mihovilovich ha publicado su más reciente libro titulado Grados de referencia. Perteneciente a la tercera generación de emigrantes croatas y del grupo de los escritores chilenos de los años ’80, este autor es considerado como uno de los mejores representantes de la prosa chilena contemporánea. Nacido en Punta Arenas en el 1951, creció en el así llamado “barrio croata” de donde provienen numerosos y destacados escritores de origen croata tales como Roque Esteban Escarpa, Nicolás Mihovilovic, Ernesto Livacic Gazzano y otros. Sus obras se caracterizan por un estilo fluido, originalidad y buena presentación de los personajes, descripciones de las situaciones comunes de la vida, pureza de estilo, dinamismo, precisión, o sea, como dice él mismo, por un tipo de realismo patético. Le gusta escribir sobre la gente marginalizada, anónima, generalmente sin ninguna esperanza. Se destaca por estudiar la intimidad del hombre y por eso su estilo se parece a aquellos de Kafka y Dostoievski. Sus obras están llenas de urgentes mensajes, de elementos literarios tradicionales, pero siempre son actuales.
El libro Grados de referencia fue muy alabado en Chile; despertó gran interés y provocó polémicas por su diferencia con sus otros libros. Principalmente lo elogian, pero también noté fuertes críticas (hechas probablemente por sus opositores políticos o de índole personal).
Es verdad que esta obra se diferencia significativamente de las anteriores; Mihovilovich afirma que se trata de su último libro.
En él nos habla de su vida y la vida de sus compatriotas en las ciudades y pueblos del sur o centro de Chile. Describe los acontecimientos partiendo de una perspectiva colectiva hacia la personal. El tema principal es la vida marcada por la dictadura, represión y lucha contra ese mal en un territorio y un tiempo determinado, pero también su experiencia personal. En casi trescientas páginas, el escritor escribe sobre las oscuras zonas de la naturaleza humana, habla sobre las desapariciones, recuerdos dolorosos y traumas que quedan grabados eternamente en el hombre. Aunque el narrador nos parafrasea en primera persona y en los acontecimientos descritos no se especifica claramente, es evidente que se trata del mismo Mihovilovich. Porque, el protagonista de la novela nació en Punta Arenas en 1951 y trabaja como juez en Curepto. Por el texto nos enteramos que entre el año 1985 y 1990 luchó por los derechos humanos y trabajó para la Vicaría de Solidaridad y Obispado de Linares; que desde el 1991 a 1994 fue secretario ministerial en el Ministerio de Justicia, y desde el 1994 hasta 1995 es jefe de Departamento de readaptación en la Gendarmería de Chile. Todos estos son datos de la vida de Juan Mihovilovich, quien ahora ejerce como juez en Puerto Cisnes, Región de Aysén. Lo reconocemos en las descripciones de las angustias y problemas que aparecen en su trabajo creativo (este autor predispuesto a la depresión en el pasado, lamentablemente, quemó parte de su obra).
La novela empieza in medias res - con la frase ¿Cómo empezó todo? Luego de un par de preguntas de introducción, Mihovilovich empieza a contarnos sus experiencias del tiempo en la época de la dictadura que empezó en el año 1973, cuando era estudiante de derecho. Del golpe militar se entera en Linares, ciudad en la que vivían sus padres y a donde vino para renovar su cédula de ciudadanía.
Siguen sus recuerdos sobre acontecimientos particulares y preguntas como: ¿En realidad ocurrió eso? ¿Es verdad? Desde la perspectiva del período posterior a la dictadura, el autor nos cuenta qué fue lo que pasó durante ella. Describe su infancia, vida estudiantil, su lucha por los derechos humanos en esta época oscura del pasado chileno. También, da su opinión sobre el matrimonio, divorcio, paternidad; sobre sus tendencias poéticas, estéticas y musicales. Podemos leer sus consideraciones sobre la literatura, amistad, filosofía, democracia. Los fragmentos de sus memorias de acontecimientos ocurridos se entrelazan con sus pensamientos. Es evidente su inclinación hacia lo etérico y esotérico. En la obra, donde no hay ni diálogos ni personajes que el autor no haya conocido personalmente, Mihovilovich trata de explicarnos el pasado a través de testimonios, literatura, arte, clases...
Nos habla más de los hechos de su vida, de sus relaciones personales, de su actividad política pública o secreta, de su profesión de escritor, que de sus sentimientos. En este texto se nota lo que ha destacado el crítico chileno Francisco Ruiz Burdiles: que antes que nada Mihovilovich describe sus experiencias iniciales, relacionadas con el sexo, poder, justicia, amistad, religión, misticismo, masonería, pero sin mostrar sus sentimientos. Como si tuviese miedo de que estas experiencias pudiesen provocar desengaños y amargura; que podrían transformarse en frustración o ira. Porque, él, sin embargo, desea que aparezca una nueva ilusión, un punto de partida nuevo, que empiece un nuevo ciclo de vida. Quiere partir a una nueva búsqueda con la cual, según su opinión, está marcado el vivir de todos.
La descripción de los acontecimientos va acompañada por una lengua adecuada. Ella es distinta cuando se trata de sentimientos y cuando el autor nos habla sobre su ansiedad, sus dudas, incertidumbres o cuando describe el ambiente represivo o el dictador que está en el poder. Por ejemplo, es de especial interés la escena en que el protagonista, como alto funcionario de la Gendarmería, tiene que visitar a un ex general, que ahora vive retirado en el área agrícola del sur de Chile. Se trata del general Manuel Contreras, quien durante la dictadura de Pinochet tuvo altas posiciones en la policía secreta y que por sus numerosos crímenes fue condenado a 278 años de cárcel. En este libro su apellido es Condeza y se nota claramente que el narrador tiene que controlarse para no escribir lo que en verdad piensa de él. Es evidente que este personaje despierta en él desprecio y asco.
Esta obra antes de llamarla novela, la podríamos llamar prosa confesional, porque en ella el autor en secuencia lineal narra su vida y tranquilamente entrelaza sus recuerdos con los ajenos; ficción y realidad. Pero, también están entretejidas y diferentes formas literarias - junto a su biografía, encontramos crítica literaria y ensayo escrito. El escritor a menudo inserta sus pensamientos sobre filosofía, moral, sociedad, política... Todo esto sugiere la conclusión de un logro en el intento de conectar el presente y el pasado chileno. Esta biografía, al mismo tiempo es una introspección. O sea, un tipo del examen interno. Aunque no haya diálogos, tenemos la impresión de que el autor se dirige a un interlocutor invisible. Pero, no es así. En realidad, él se dirige al lector, al que, junto con parafrasear su vida, ofrece su opinión sobre muchas cosas. Su intención es estimularlo a pensar. Así que podemos decir que este libro es un estimulo para que leamos. En él están contenidas también partes de otras obras de Mihovilovich; reconocemos al colibrí, la cárcel, el amor perdido y recuperado de nuevo, culpa, sueños, miedo y muchos motivos más sobre los cuales ha escrito en sus novelas y cuentos.
Junto a los temas de las otras obras de este autor, en ésta podemos reconocer elementos que lo relacionan con su generación, la que creció justo antes del golpe militar en Chile. El es un verdadero representante de este grupo; uno entre la gente joven y educada que luchó por la justicia social y los cambios sociales, alguien a quien la dictadura le hizo mucho daño (tuvo que emigrar del país y terminar sus estudios en Ecuador).
La dictadura marcó profundamente la vida de muchos jóvenes, no sólo en Chile, sino también en toda América Latina. Terminó con muchos sueños y los convirtió en pesadilla. Nuestro autor siente especial culpa por el destino de su hermano quien fue detenido en vez de él, lo que pagó con su salud mental.
Quizás este libro es uno más en la serie de los libros sobre las dictaduras en el “continente verde”, pero también es especial, porque este escritor generosamente nos ofrece la posibilidad de que los chilenos y los que no lo son, en base a sus análisis, revisiones y conclusiones, de sus recuerdos hagan su propio cuento.
Mihovilovich nos presenta numerosos datos de su vida y también de las vidas de sus coterráneos, quienes tuvieron un destino parecido, para que nos informemos de los horrores que veían y vivían todos los días. Al mismo tiempo nos descubre sus más ocultos pensamientos.
Podemos concluir que esta obra es la crónica de una etapa muy triste, que muchos compatriotas de nuestro autor hoy consideran una pesadilla. Pero, que a pesar de sus recuerdos dolorosos siguen tratando de buscar la alegría y la belleza de la vida.
Quizás, precisamente, este es el mensaje de este libro único.
El libro Grados de referencia fue muy alabado en Chile; despertó gran interés y provocó polémicas por su diferencia con sus otros libros. Principalmente lo elogian, pero también noté fuertes críticas (hechas probablemente por sus opositores políticos o de índole personal).
Es verdad que esta obra se diferencia significativamente de las anteriores; Mihovilovich afirma que se trata de su último libro.
En él nos habla de su vida y la vida de sus compatriotas en las ciudades y pueblos del sur o centro de Chile. Describe los acontecimientos partiendo de una perspectiva colectiva hacia la personal. El tema principal es la vida marcada por la dictadura, represión y lucha contra ese mal en un territorio y un tiempo determinado, pero también su experiencia personal. En casi trescientas páginas, el escritor escribe sobre las oscuras zonas de la naturaleza humana, habla sobre las desapariciones, recuerdos dolorosos y traumas que quedan grabados eternamente en el hombre. Aunque el narrador nos parafrasea en primera persona y en los acontecimientos descritos no se especifica claramente, es evidente que se trata del mismo Mihovilovich. Porque, el protagonista de la novela nació en Punta Arenas en 1951 y trabaja como juez en Curepto. Por el texto nos enteramos que entre el año 1985 y 1990 luchó por los derechos humanos y trabajó para la Vicaría de Solidaridad y Obispado de Linares; que desde el 1991 a 1994 fue secretario ministerial en el Ministerio de Justicia, y desde el 1994 hasta 1995 es jefe de Departamento de readaptación en la Gendarmería de Chile. Todos estos son datos de la vida de Juan Mihovilovich, quien ahora ejerce como juez en Puerto Cisnes, Región de Aysén. Lo reconocemos en las descripciones de las angustias y problemas que aparecen en su trabajo creativo (este autor predispuesto a la depresión en el pasado, lamentablemente, quemó parte de su obra).
La novela empieza in medias res - con la frase ¿Cómo empezó todo? Luego de un par de preguntas de introducción, Mihovilovich empieza a contarnos sus experiencias del tiempo en la época de la dictadura que empezó en el año 1973, cuando era estudiante de derecho. Del golpe militar se entera en Linares, ciudad en la que vivían sus padres y a donde vino para renovar su cédula de ciudadanía.
Siguen sus recuerdos sobre acontecimientos particulares y preguntas como: ¿En realidad ocurrió eso? ¿Es verdad? Desde la perspectiva del período posterior a la dictadura, el autor nos cuenta qué fue lo que pasó durante ella. Describe su infancia, vida estudiantil, su lucha por los derechos humanos en esta época oscura del pasado chileno. También, da su opinión sobre el matrimonio, divorcio, paternidad; sobre sus tendencias poéticas, estéticas y musicales. Podemos leer sus consideraciones sobre la literatura, amistad, filosofía, democracia. Los fragmentos de sus memorias de acontecimientos ocurridos se entrelazan con sus pensamientos. Es evidente su inclinación hacia lo etérico y esotérico. En la obra, donde no hay ni diálogos ni personajes que el autor no haya conocido personalmente, Mihovilovich trata de explicarnos el pasado a través de testimonios, literatura, arte, clases...
Nos habla más de los hechos de su vida, de sus relaciones personales, de su actividad política pública o secreta, de su profesión de escritor, que de sus sentimientos. En este texto se nota lo que ha destacado el crítico chileno Francisco Ruiz Burdiles: que antes que nada Mihovilovich describe sus experiencias iniciales, relacionadas con el sexo, poder, justicia, amistad, religión, misticismo, masonería, pero sin mostrar sus sentimientos. Como si tuviese miedo de que estas experiencias pudiesen provocar desengaños y amargura; que podrían transformarse en frustración o ira. Porque, él, sin embargo, desea que aparezca una nueva ilusión, un punto de partida nuevo, que empiece un nuevo ciclo de vida. Quiere partir a una nueva búsqueda con la cual, según su opinión, está marcado el vivir de todos.
La descripción de los acontecimientos va acompañada por una lengua adecuada. Ella es distinta cuando se trata de sentimientos y cuando el autor nos habla sobre su ansiedad, sus dudas, incertidumbres o cuando describe el ambiente represivo o el dictador que está en el poder. Por ejemplo, es de especial interés la escena en que el protagonista, como alto funcionario de la Gendarmería, tiene que visitar a un ex general, que ahora vive retirado en el área agrícola del sur de Chile. Se trata del general Manuel Contreras, quien durante la dictadura de Pinochet tuvo altas posiciones en la policía secreta y que por sus numerosos crímenes fue condenado a 278 años de cárcel. En este libro su apellido es Condeza y se nota claramente que el narrador tiene que controlarse para no escribir lo que en verdad piensa de él. Es evidente que este personaje despierta en él desprecio y asco.
Esta obra antes de llamarla novela, la podríamos llamar prosa confesional, porque en ella el autor en secuencia lineal narra su vida y tranquilamente entrelaza sus recuerdos con los ajenos; ficción y realidad. Pero, también están entretejidas y diferentes formas literarias - junto a su biografía, encontramos crítica literaria y ensayo escrito. El escritor a menudo inserta sus pensamientos sobre filosofía, moral, sociedad, política... Todo esto sugiere la conclusión de un logro en el intento de conectar el presente y el pasado chileno. Esta biografía, al mismo tiempo es una introspección. O sea, un tipo del examen interno. Aunque no haya diálogos, tenemos la impresión de que el autor se dirige a un interlocutor invisible. Pero, no es así. En realidad, él se dirige al lector, al que, junto con parafrasear su vida, ofrece su opinión sobre muchas cosas. Su intención es estimularlo a pensar. Así que podemos decir que este libro es un estimulo para que leamos. En él están contenidas también partes de otras obras de Mihovilovich; reconocemos al colibrí, la cárcel, el amor perdido y recuperado de nuevo, culpa, sueños, miedo y muchos motivos más sobre los cuales ha escrito en sus novelas y cuentos.
Junto a los temas de las otras obras de este autor, en ésta podemos reconocer elementos que lo relacionan con su generación, la que creció justo antes del golpe militar en Chile. El es un verdadero representante de este grupo; uno entre la gente joven y educada que luchó por la justicia social y los cambios sociales, alguien a quien la dictadura le hizo mucho daño (tuvo que emigrar del país y terminar sus estudios en Ecuador).
La dictadura marcó profundamente la vida de muchos jóvenes, no sólo en Chile, sino también en toda América Latina. Terminó con muchos sueños y los convirtió en pesadilla. Nuestro autor siente especial culpa por el destino de su hermano quien fue detenido en vez de él, lo que pagó con su salud mental.
Quizás este libro es uno más en la serie de los libros sobre las dictaduras en el “continente verde”, pero también es especial, porque este escritor generosamente nos ofrece la posibilidad de que los chilenos y los que no lo son, en base a sus análisis, revisiones y conclusiones, de sus recuerdos hagan su propio cuento.
Mihovilovich nos presenta numerosos datos de su vida y también de las vidas de sus coterráneos, quienes tuvieron un destino parecido, para que nos informemos de los horrores que veían y vivían todos los días. Al mismo tiempo nos descubre sus más ocultos pensamientos.
Podemos concluir que esta obra es la crónica de una etapa muy triste, que muchos compatriotas de nuestro autor hoy consideran una pesadilla. Pero, que a pesar de sus recuerdos dolorosos siguen tratando de buscar la alegría y la belleza de la vida.
Quizás, precisamente, este es el mensaje de este libro único.
Santiago, LOM ediciones, 2011., 273 p. (Publicado en Revista
Republika-Croacia). Zagreb, Croacia, Enero de 2013.
comentarios:
13:39
Un buen ensayo respecto de la obra de Juan Mihovilovic, amigo,y escritor vecino barrio, en nuestra tierra lejana. En un paìs como el nuestro, sin crítica seria, esto es, responsable,un comentario que invite a la lectura siempre debe ser bienvenido. Agradezco entonces a la autora ese comentario.
Por otra parte, la importancia de la obra de Juan es cada vez mayor. Por su calidez, por su profundidad en la mirada, y por su oficio y seriedad en la escritura.
Un saludo para Hugo y Juan
Juan Pablo Riveros
Publicar un comentario