Paulina Vinderman

Paulina Vinderman


El canje

En algunos poemas el arte es la acuarela,
el arte de la dilución, escribo,
y los cisnes de Natales se esfuman ante la palabra cisne.
La vida se esconde detrás del color
                                              para engañarme,
la vida corre el riesgo de convertirse en una carta infinita.

"Una moneda por cada palabra me daba
                                                                            el tiempo,
lo invitaba a pasar (él siempre iba apurado),
le regalaba una estampilla rara y un vaso de té frío".

En algunos poemas el arte es el tatuaje, escribo,
y añado: las palabras duelen mucho más
que el peso de las cosas.

A veces el mundo es lento y viejo como una casa
que huele a barco y a bodega
y recibe a las gaviotas como grandes presencias.

A veces el mundo me devuelve
la visita del tiempo -afable pero firme-
que reclama su parte del león.

Abro las alacenas, muestro el cielo.
El fulgor de las pocas palabras que me quedan
es mi oscura tensión
                    -en el fondo de mi dicha-
la belleza de aquellas palmeras despeinadas
contra la lancha a punto de partir.


Bulgaria

"We are such stuff as dreams are made of/
And our little life is rounded with a sleep."

"Estamos hechos de la misma sustancia de los sueños/
Y nuestra pequeña vida está cercada por un sueño."
                                                   
                                   W. Shakespeare.


Varna. Geog. Ciudad de Bulgaria, cap. del distrito de su nombre, en la costa del mar Negro. Escala de las líneas de navegación que se dirigen a Odessa, Constanza y Estambul. Centro industrial. Universidad. Emplazada en la antigua ciudad griega de Odesos.

Si el infierno fuera un color
ése sería el color de la piel de mi padre esta mañana.
Carver agregaría huevos revueltos en la sartén,
una hornalla carcomida, palabras pesadas como piedras,
piedras del color resinoso del suburbio.
Un perro amarillo olfatearía los restos,
y la enfermedad y el espionaje.
Pero no puede haber perros en el departamento de mi padre.
Hay un vaso irrompible de té a medio tomar
atrapando el sol
entre el reloj pulsera y una estación de tren
que emerge de la llanura más próspera de la tierra.

-Anoche soñé-quiero decirle-que sacaba un
pasaje para Bulgaria.
Pero es difícil hablar de sueños a un hombre como mi padre.

Ni sueños ni palabras. Escasas acciones (como
luces de linterna), salvatajes prolijos de rincón.
No entiende de plasticidad, no entiende de confianza,
él sabe de los bordes del mundo y de sus héroes
pero reduce su lírica a cenizas
y las guarda en su valija de cartón.

Aquellas estaciones de tren deciden su escenario,
el único que acepta
(por poco tiempo y esa es su tragedia:
el exilio, el no volver.)
Se diría que siempre lo espera
una partida de cartas sobre una mesa improvisada
con durmientes. El jefe de estación, el boticario,
el comisario del pueblo, a veces nadie.
A veces juega contra nadie, mi padre, en un vacío
que domina.
Un pacto de silencio con el destino.

Ni sueños ni palabras.
Ha roto con paciencia infinita, a lo largo de los años,
todas mis cartas
y conservó los alambres, cortaplumas, sacacorchos,
una agujereadora anaranjada y un cuadro
donde el mar está pintado con tan poca fe
que no sabe si quedarse cuando llegue la noche.

Ni sueños ni palabras

Aprieta mi mano sin fuerza,
 sus dedos se mueven buscando una oportunidad,
no una certeza:
mi presencia imposible en un muelle, una bodega,
con un perro de otro que husmea un viento de río
frente a un horizonte incendiado.

-Anoche soñé que sacaba un pasaje para Bulgaria-
quiero decirle.
Llego a una ciudad amplia y resuelta, apoyada en un
mar interior (un mar de manual, con muchos barcos enhiestos.)
Inexplicablemente la ciudad está callada
y resuenan mis pasos sobre las calles.
Universidad, dice un cartel,
y otro me envía a las ruinas de un templo griego
que instala la armonía en mi ceguera.
Feliz y salvaje por haber escapado,
devoro una salchicha contra el portón de hierro
de una fábrica.

No me despertaré, me digo, no sabré nunca
que no estoy tan lejos como pensaba,
no me dolerá odiarte: como cien cuchillos,
como mil inviernos, como el anillo que estrecha
mi nombre y el tuyo,
como el lustre opaco que le dimos al encierro,
esta ausencia trabajada, padre, del color de tu piel.

"Pero el dueño de la Tabaquería salió a la puerta y se quedó en la puerta.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza mal girada y con la incomodidad del alma que malentiende".                                                           
                                                                                  Fernando Pessoa.


Paulina Vinderman. Poeta y traductora. Nació en 1944 en Buenos Aires, ciudad donde reside. Publicó los siguientes libros de poesía: Los espejos y los puentes (ed.Buenos Aires Sur, 1978), La otra ciudad (ed.Botella al Mar, 1980), La mirada de los héroes (ed.Botella al Mar, 1982), La balada de Cordelia (Fundación Argentina para la poesía, 1984), Rojo junio (Literatura Americana Reunida, 1988) , Escalera de incendio (ed.Último Reino", 1994), Bulgaria (Libros de Alejandría, 1998) , El muelle (Alción Editora, 2003), Cónsul honoraria, antología personal (Summa poética, ed. Vinciguerra, 2003) , Hospital de veteranos (Alción Editora, 2006) , Bote Negro ( Alción Editora 2010 ; Vaso Roto, México-España 2010) y La epigrafista (Hilos Editora, 2012). Arquitrave ediciones, Bogotá, Colombia, publicó una antología de su obra con el título de Transparencias, 2005 , El suri porfiado, otra selección: El vino del atardecer , 2008 ; PD Ediciones, conjuntamente con la Universidad de Nuevo León, la antología Los gansos salvajes (Monterrey, México, 2010) y Ruinas Circulares otra selección: Rojo junio y otros poemas,2011. Obtuvo entre otros, el Primer Premio Municipal Ciudad de Buenos Aires (bienio 2002-2003), el Premio Nacional Regional de la Secretaría de Cultura de la Nación (cuatrienio 93-96), los Premios Fondo Nacional de las Artes 2002 y 2005, Premio Citta di Cremona, Italia, 2006, al conjunto de su obra y Premio de la Academia Argentina de Letras, 2004-2006, a su trayectoria y a su libro "Hospital de veteranos"., Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (2011) y Premio Esteban Echeverría a trayectoria ,Gente de Letras, 2012. Ha sido incluida en numerosas antologías y traducida parcialmente al inglés, al italiano, al alemán, al francés, portugués y catalán. Sus poemas fueron, además, objeto de estudios y ensayos. Ha colaborado (con poemas, artículos , traducciones y reseñas literarias) en publicaciones del país y del exterior. Ha traducido entre otros poetas, a Emily Dickinson, Michael Ondaatje, Sylvia Plath (Tulipanes, Univ de Nuevo León, México), James Merrill.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
16:22
 

Hugo!



http://elpinguino.com/noticias/137701/Documental-realizado-en-Magallanes-en-Festival-de-cine-Francs?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter


n.

Hola poeta n. Un abrazo.

Anónimo dijo...
16:46
 

unabrazomecagoché n.