El Mossad y la CIA lo sabían

El Mossad y la CIA lo sabían

Tenía de decírselo. Llegado el momento tenía que decírselo. No se puede ocultar la realidad. No se puede ocultar la verdad todo el tiempo. Era mi madre. Ella entendería. Tenía que decírselo. Era todo tan evidente pero ella no se daba cuenta. Creo que era la única que no se daba cuenta. Todos mis amigos lo sabían. Los vecinos. Mis maestros de escuela lo sabían. El Mossad y la CIA lo sabían. Sólo era cuestión de tiempo de que ella se enterase. Que alguien por ahí llegara con el chisme. Se lo diría. Era mejor que lo sepa por mí. Por su hijo. Es que tampoco encontraba el momento y el lugar para la confesión. En verdad yo era un chico apocado y tímido digno de bullying. Ya sé. Nadie es digno de bullying. Salvo aquellos que cumplen funciones de gobierno. Pero me faltaba el coraje. En verdad que me faltaba coraje. Sé que llegaría el momento en que tenía que saberlo por mis propios labios.¡Era mi madre! Entendería. Pero el momento no llegaba. Hasta que un día llegó el momento. Me invitó a comer a un restaurante peruano y en los postres se lo dije. Madre quiero decirte algo le dije. Hace mucho tiempo que quería decírtelo. Y no me atrevía. Seré franco contigo. Sé que me amas y comprenderás. Y se lo dije: estás gorda como una vaca.

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