No te haremos daño

No te haremos daño

Estábamos reunidos con la pandilla cuando llega Santiago. Habíamos escuchado comentarios y queríamos saber. Queríamos saber la verdad. Lo encaramos. Ya era hora. Tenía que decirnos. Era uno más de nosotros. Lo entenderíamos o no. Allá él. Pero ya era hora que nos contase. Nos dijo que aquello no era posible. Que lo conocíamos. Que eran habladurías de pueblo chico. Que era algo inimaginable. Le dijimos que las cosas habían cambiado en el mundo. Que todos éramos más tolerantes. Le hablamos de la caída del muro de Berlín. De la fecundación in vitro. Del Curiosity llegando a Marte. Que comprenderíamos. No va a pasar nada le dijimos. Sólo cuéntanos. No te haremos daño. Queremos saber y eso es todo. Luego el jefe de la pandilla habló: mira pinche culero chingón hijo de la gran chingada, no mames guey me tienes hasta la puta madre. ¿Te acostaste o no con el viejo maricón vendedor de helados? Lo juro por Dios que no contestó Santiago. Sólo fueron besitos agregó.

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