Tengo eyaculación precoz cuando llega el otoño

Tengo eyaculación precoz cuando llega el otoño

No sé agradar. Cuento historias repetidas de una noche en Lombardía. No sé trepar por los agujeros del poder político, sentimental, oportunista y ditirámbico. No sé callarme cuando debo callarme ni hablar cuando debo no hablar. Vivo a contrapelo de las formalidades y las buenas costumbres. Hago gestos de espanto cuando acaricio a un bebé. Muero de risa en los funerales. Tengo eyaculación precoz cuando llega el otoño. Sonrío cuando un volcán arrasa una ciudad. Me da igual toda la mierda de las capitales. Paso por tonto porque soy tonto. Sé que debo ser ignorado igual que ustedes. Ustedes igual que yo nunca sirvieron para nada. Y en eso somos iguales. Somos hijos de un buen o mal polvo. Una gota de nada en el Océano del olvido. Luego te llegará el aviso que debes actualizar tu programa. Pero ya es tarde. Un payaso te conduce a la cueva de donde nunca debiste salir. Al final del túnel compruebas que nunca el túnel tuvo final. Y que la mejor de las posibilidades es no haber nacido. Morir es un acto reparatorio y nacer es un acto fortuito. Ya es tarde. Mañana me levantaré y me odiaré. Por la noche buscaré una nueva víctima y sé que esa nueva víctima seré yo.

Ilustración de Javier Molinero.

6 comentarios:

Hugo, a fuerza de ser sincero se llega al ditirambo libre, el único que no se casa con las porcinas veleidades del poder. Por aquí vamos bien hacia la disolución final, pero al menos en lo abierto.

Abrazo.

Un abrazo Manuel.

Mucha amargura. Pero pega en los cachos.

Si es posible que de tanto en tanto un tonto haga literatura de la buena, solo lo sabe quien de tanto en tanto entra en tu blog buscando a Hugo entre tanto desencanto.
PD: No soy un robot. Soy un desastre.

PD2: A veces somos chicos y, a veces, somos grandes. Sigo sin ser un robot. Besos.

Yo también te quiero Pilar.