juan josé ceselli

juan josé ceselli



MALEFICIO

Ella
Cruzaba las piernas y aludía a todas las tentaciones
Cruzaba las piernas y prometía las más intensas
alucinaciones
Cruzaba las piernas y liberaba los esclavos
Cruzaba las piernas y desataba dulzuras infernales
Cruzaba las piernas y estallaba el asombro
Cruzaba las piernas y me sentía borracho
Cruzaba las piernas y me arrodillaba ante el
Misterio
Cruzaba las piernas y conocía la Revelación

LICANTROPÍA

Fragmentos de su regazo llenos de lluvia y de ausencias se abatían sobre mis rodillas y en el lecho la sangre se coagulaba despaciosamente haciendo esos círculos pavorosos cada vez más cerrados que traza un águila cuando se dispone a matar.

LA CARA SECRETA

Cuando entre sus hélices y la noche
Queda tendido el insomnio
Su amor se propaga a lo largo de los corredores
Y toma el olor de las flores marchitas
Dentro de sus ojos se diluye el tiempo
Se desploman las paredes de la memoria
Y de las sombras de sus ademanes
Surgen aquellas tristes figuras carcomidas por las
mareas y el olvido
De tanto en tanto vuelve la cabeza
y sus miradas dejan tras sí
Un rastro de mariposas muertas

EL SALTIMBANQUI PRUDENTE

Ya sólo su carne se enrosca y desenrosca como
el sonido de una flauta
Los ácidos del olvido labran su nuevo esqueleto
Arrojando lejos de su órbita aquella maldita
espiral de caminos descarrilados entre templos
y burdeles
Amador curioso
Ha sobrevivido a todos los laberintos de las
victorias
Deslizándose por las galerías de la noche contra la
destreza incomparable de la luna
Encontró su cabeza olvidada
En una oficina de equipajes
Se la devolvieron
Encajaba perfectamente sobre sus hombros de
fiebre amarilla

LA ARAÑA DESNUDA

De las siete teorías sobre lo perfecto
La primera es la más difícil de sobrellevar:
Estrecharse las manos entre desconocidos
Sentir sin fatiga el itinerario de un muñeco que
reparte profecías
El vaivén de las balanzas que se usan para
prometer y no cumplir
Siempre habrá una tolerancia especial para estos
seres tiernamente pecadores
Por la forma elegante de jugar su última estrella
De escamotear los ceniceros
O hacer correr la sangre mientras beben
gentilmente una taza de té
Condenados por sus equivocadas predicciones
Son los que deben esperar los días amables de
fiesta para arrancarse los dedos

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