Dino Campana: Los oficios de un poeta
A los quince años entré en un Colegio, en Piamonte: Carmagnola, cerca de Turín. Más tarde en la Universidad de Bolonia. No adelantaba mucho en la Química. Y entonces me dediqué un poco a escribir y un poco al vagabundeo...
Ejercía cualquier oficio. Por ejemplo, afilaba hierros, afilaba una hoz, un hacha. Me bastaba para vivir. Tocaba el triángulo en la Marina Argentina. Fui portero en un Círculo de Buenos Aires. Ejercía tantos oficios... En la Argentina había olvidado la aritmética. Si no, me hubiese podido emplear como contable... Hice de carbonero en los barcos mercantes, de fogonero. Hice de policía en la Argentina. O sea de bombero, algunos hombres están encargados allá de mantener el orden. Estuve en Odesa. Vendía estrellas luminosas en las ferias. Los bosiakos son como los gitanos. Son compañías de vagabundos de cinco o seis personas. Conocía bien varios idiomas. Había regresado a Italia. Desde Suiza, para no desertar. En Italia se enteraron de que había estado en el manicomio y no me aceptaron en las armas. Por consiguiente me quedé paseando de cualquier modo. Vendía los Cantos Orficos en el Café Paskowski y en Giubble Rosse de Florencia; en el Café San Pedro de Bolonia. Si yo vendía aquel libro lo hacía porque era muy pobre. Casi todos me irritaban. A los futuristas los encontraba vacíos, por ejemplo. Tenía una fuerte neurastenia. Fui una vez escritor, pero tuve que dejarlo debido a mi endeble mente. No logro conectar las ideas, no sigo... Ahora me ocuparé de negocios más importantes.
Ejercía cualquier oficio. Por ejemplo, afilaba hierros, afilaba una hoz, un hacha. Me bastaba para vivir. Tocaba el triángulo en la Marina Argentina. Fui portero en un Círculo de Buenos Aires. Ejercía tantos oficios... En la Argentina había olvidado la aritmética. Si no, me hubiese podido emplear como contable... Hice de carbonero en los barcos mercantes, de fogonero. Hice de policía en la Argentina. O sea de bombero, algunos hombres están encargados allá de mantener el orden. Estuve en Odesa. Vendía estrellas luminosas en las ferias. Los bosiakos son como los gitanos. Son compañías de vagabundos de cinco o seis personas. Conocía bien varios idiomas. Había regresado a Italia. Desde Suiza, para no desertar. En Italia se enteraron de que había estado en el manicomio y no me aceptaron en las armas. Por consiguiente me quedé paseando de cualquier modo. Vendía los Cantos Orficos en el Café Paskowski y en Giubble Rosse de Florencia; en el Café San Pedro de Bolonia. Si yo vendía aquel libro lo hacía porque era muy pobre. Casi todos me irritaban. A los futuristas los encontraba vacíos, por ejemplo. Tenía una fuerte neurastenia. Fui una vez escritor, pero tuve que dejarlo debido a mi endeble mente. No logro conectar las ideas, no sigo... Ahora me ocuparé de negocios más importantes.
3 comentarios:
17:08
tremendo.
abrazooooooo
n.
16:54
Sí que es bueno, impecable.
Saludos
18:19
Saludos poeta n. Saludos Manuel Marcos.
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