Pasaba hambre y por eso viajaba

Pasaba hambre y por eso viajaba



Cuando no tenía dinero y pasaba hambre me dedicaba a viajar. En avión. Recorría a pie desde San Telmo hasta el Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires y tomaba cualquier avión que salía a cualquier parte. Y así conocí la argentina. Mejor dicho los aeropuertos de argentina. Desfalleciente llegaba por la mañana al aeropuerto, sin un puto peso. Abordaba un avión que salía para Salta. Almorzaba pollo con ensalada rusa, galletitas y un par de buenos vinos, pedía un whisky, luego otro, pasaba un par de horas y llegaba a Salta. Regresaba luego a Buenos Aires. Cenaba una entrada de jamón crudo con espárragos, vino y whisky. Regresaba a pie a San Telmo y me acostaba. Cansado pero en buenas condiciones. Dormía hasta tarde. Regresaba al aeropuerto y tomaba un avión a Río Gallegos. Lo mismo. Merendaba algo rico, vino y whisky. Tomaba el avión nuevamente y regresaba. Dormía. No tenía dinero pero comida no me faltaba, ni vino, ni whisky. Al tercer día viajaba a Catamarca. El lunes a Jujuy. El martes Mendoza. El miércoles a Rosario. El jueves a Calafate. El viernes La Rioja. El sábado a Neuquén. El domingo a Córdoba. Viajaba porque no tenía dinero y pasaba hambre. Y en el avión comía. Conocí arriba del avión a actores, un día fui sentado al lado de Federico Luppi. Conocí a modelos, jugadores de fútbol, escritores, pintores, corredores de autos, políticos, gordas enormes, canallas, putas, paralíticos, hombres de bien, secretarias, directores de cine y un día también a Sábato. Las azafatas también me conocían. "Otro vaso de whisky señor Vera". Incluso en más de alguna oportunidad invitaba a algún amigo para que me acompañara en el viaje. Y así fue como me pasé un mes arriba de aviones. Porque no tenía dinero y pasaba hambre. Todo eso gracias al pase político que me daba mi amiga Andrea. Era un carné que me permitía viajar por toda la república argentina sin costo alguno. Dios te salve Andrea llena eres de gracia por los siglos de los siglos.



2 comentarios:

Anónimo dijo...
18:02
 

Carnecito que decía "impersonal y transferible". O sea cualquiera que mostrara aquel plástico podía utilizar cualquier medio de transporte. Vos me lo hiciste conocer aquella vez que me pediste te acompañara a Río Gallegos para que te regresara el "impersonal" a Andrea (sería) en bsas.,pues vos de Gallegos seguías para Natales como para no volver, o por lo menos yo no sabía que te ibas a quedar forever. Aquel fue tu retorno al pago, aunque después hayas dado un par de diásporas melancólicas. El avión duraba en el aire como cuatro horas para cada lado, salimos por la mañana y yo regresé a casa por la noche atravesando nubes verticales. En Gallegos había un chileno amigo tuyo que parecía un estornudo y manejaba lo que-calculo- debés manejar vos ahora en Natales, un almacen. Fue inolvidable cuando por la tarde nos invitaron a tomar la leche. Sirvieron un café con leche al que asistieron cuatro o cinco chilenos que andaban sueltos por ahí. El café con leche venía en varias pavas gigantes y se repetía la mezcolanza a medida que se ingería. Unos 5 kilos de pan fresco, manteca enm barra, más pilas de fiambre de unos diez centímetros de altura que también bajaban y se repetían una atrás de otra (tal vez 8 0 9 kilos de fiambre). Aquel café con leche chileno en Río Gallegos parecía un casamiento con la eternidad. El morfar era una revelación esotérica pues hacía frío y los precios multiplicaban x 10 o x 20 los de bsas. Recuerdo que caminando por esas calles con algo de far west, dijiste: "¡Chuta carajo! dejame por lo menos invitarte a un café" y yo te contesté: "No cometas locuras, tadavía te queda un trecho a Natales. No gastes lo que te va a hacer falta para llegar a tu casa". Como si un cafecito en Gallegos saliera 20 o 30 dólares.
No se si hoy día existe el carnecito político, debe haber cosas peores. Pensá que entre tus alimentos celestiales y el hoy, estuvo Menen, el amigo de Charly García, que en su avión presidencial se hizo instalar una cama matrimonial entre otros paraísos.
O sea que Andrea te daba el carnecito con el fin de que vos pudieras alimentarte entre las nubes... Lo sistemático del asunto
es espléndidamente antinatural. Es el ejercicio de la vida artística.

esta sola historia lo salva al amigo vera para ser considerado en primer lugar;

.- con una vida poética intachable, comprobable e irreversible

y en segundo lugar;

.- acreedor de la más grande amistad donde quiera que se encuentre.

(me causó mucha nostalgia el relato de yoel de tu vuelta al pago, como de improviso, sin avisar a nadie; me acordé de mi regreso de santiago, que fue muy similar)