Una sombra dentro de una sombra

Una sombra dentro de una sombra


S

ABES que soporto todo. Mentiras a raudales. Eres magnífica. Te adoro. Te pierde tu mala memoria. Para mentir se lo necesita. Y aquello me encanta. Tu mala memoria. Sé más de ti que tu madre. Que tu próximo amante. Escribiré tu biografía. Diré que fuiste maravillosa. Mentirosa. Diré que te amaba porque me mentías. Mentirosa. Y que aquello me encantaba. Que aún me encanta. Mentirosa. Cada vez que mentías yo era feliz. Cómo explicar la felicidad de una mentira. Es a todas luces inexplicable. Es que no se puedo explicar. Una nueva variante de la psicología psicotrópica autodestructiva voyerista implícita. No lo sé. No tengo explicación. Te amaba cada vez que me mentías. Y mientras más me mentías más te amaba. Debo estar loco. Debo estarlo. Yo que me creía la octava maravilla. Mira tú. Mira cómo me has doblado la mano. Ahora voy manso transitando por la calle de la nada. Ya no importa. Ya nada importa. Cada día estoy más lejos de ti. Estoy cada día más lejos de ti. Lejos, muy lejos. Apenas nos rozamos. Somos como briznas dentro de la neblina. Como una sombra dentro de una sombra. Y hablamos de detalles. De la temperatura. Del arcángel San Gabriel. Decimos cosas por decir. Nos mostramos interesados en la mayéutica. O de la madre en coche. Luego el silencio. Y más tarde el silencio. Y luego.





2 comentarios:

Esa calle de la nada por donde transitan los arcángales caídos*

Anónimo dijo...
12:40
 

Hugo, Rajoy te está copiando, te aviso, mira que eso de la sombra ya te digo.