Suena el teléfono
Estoy con Susan. A punto de entrar al área chica. Le beso los hombros. Le muerdo la nuca. Gime. Yo a punto. La erección más fenomenal de mi vida. Suena el teléfono. Lo dejo sonar. Una y otra vez vuelve a sonar. Contesto. Es Bukowski. Le digo que no estoy. Cuelgo. Susan se saca la ropa. Me desnudo. Nos vamos a cama. Siento el estruendo. La puerta que cae. Veo al puto viejo de Andernach que viene hacia mí. Me tira una patada en los huevos. Corro al almacén en donde tengo el revólver. Hago pasar la bala a la recámara. Regreso a la habitación. Ríe. Se ha apropiado de mi botella de whisky. Acaricia a Susan. Apunto y le pego entre las cejas. ¡Has matado a Bukowski! Dice Susan. Excitada. Eres mi héroe. Ahora qué será de ti. Irás a la cárcel. No te preocupes, le digo. Le dije que no estaba, entonces no fui yo. Fue el mejor polvo de mi vida.
2 comentarios:
20:09
Hoy, De Gregorio por teléfono me preguntó por vos "¿Sabés algo del poeta Hugo Vera? ¿Qué está haciendo?" "Que yo sepa, Hugo anda en el extraordinario cotidiano, por qué no vas a un ciber y lo lees?" "¡Si! -gritó- Voy a hacer eso"...
Un abrazo.
14:33
Envidio rotundamente esos polvos. Me guataría tener alguno parecido a eso, aunque sea por el video. Qué belleza esa tierra de flamencos.
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