La vida pasa en un segundo

La vida pasa en un segundo




Nacer en la ciénaga del desencanto donde una hermosa flor carnívora destruye toda bondad acumulada. El príncipe heredero va y encumbra el volantín de la desdicha. No somos nada más que un montón de nada. Atisbos ínfimos de un dicha efímera que al menor tropiezo se trocará en miseria. Todos los infames días sonreír, mentir y dar explicaciones al viento. Entrar a una tienda y comprar artilugios. Merodear por lugares sombríos en donde los bañistas se cuecen al Sol. Un nuevo auto. Una nueva casa. Una nueva pareja. Pasa un segundo y ya todo es viejo. Ya todo no sirve. Vamos rápido a buscar algo nuevo. Algo nuevo que ya pronto será viejo. Y nos pasamos la vida buscando la quimera. Aquello que nos rescate de una vida que no mereció ser vivida. Sin darnos cuenta que todas las chicas adorables están muertas. Que el príncipe heredero está muerto. Y seguimos en la búsqueda de la Arcadia indescifrable. Adorando dioses espurios comprados en la Quinta Avenida. ¡Y así nos va! Sin entender que la vida pasa en un segundo. Sin abrazar al primero que se te presente y decirle: te quiero. Es posible que te den una cachetada.

comentarios:

Así es, Hugo, considerándolo, como decía César Vallejo; con frialdad, imparcialmente.

Un abrazo.