Escuchábamos a Imelda May
Todavía la recuerdo. Era maravillosa. Mejor que un helado de fresa. Era la octava maravilla del mundo mundial. Era mejor aun que la mejor. Salíamos por ahí. Abrazados tomados de la mano. Escuchábamos a Imelda May. Íbamos de chupitos. Íbamos en lancha a la Isla del Faro. Teníamos casi los mismos gustos. Un alma dentro de otra alma. Mi sombra dentro de su sombra. Un día nos propusimos leer el Finnegan's Wake. Otro día subir el cerro que da al mar. Me escribía poemas. Le dediqué un par de canciones. Un día pasó lo inevitable. No estaba preparado para ello. Es que nunca lo estuve. Se convirtió en una mujer.
Imelda May: Johnny's Got A Boom Boom
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