eduardo llanos

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Jorge Luis Borges en el Salón de Honor de la Universidad de Chile

Con el atraso de rigor, nuestro hombre llega guiado por elegantes lazarillos.
La concurrencia estalla en aplausos que ensordecen.
un profesor tartamudea solemnemente un discurso
y el homenajeado escucha con enternecedora paciencia.
Después lo conducen al púlpito, y él inicia por fin su Clase Magistral.
Sus ojos ciegos chocan contra el techo
y de su boca salen palabras, alondras enlutadas, friolentas,
que se despluman sobrevolando el abismo de la literatura.
Entonces uno descubre que a pesar de los focos y de los micrófonos
y a pesar también de la imprudencia de los camarógrafos,
él permanece ajeno a todo lo que no sea el infinito al que sus ojos tienden,
tras vencer la dureza del cielorraso.
Y no hallará refugio en las estrellas, pues ahora y aquí la única estrella es él.
Oscuros ratones de biblioteca, nosotros acudimos a su luz,
recluyéndolo en un cepo de conferencias, hoteles y entrevistas.
Desde su soledad invadida por cacatúas internacionales
y monos sabios especialistas en preguntas que se responden solas,
él comprende que es apenas un pretexto para que nosotros nos creamos cultos.
De ahí la coraza de sus respuestas -acaso más ingeniosas que profundas-,
de ahí el desencanto en su voz, su falsa o verdadera modestia
de abuelo triste, triste y demasiado lúcido
como para tomarnos en serio.

Las Muchachas Sencillas

Las muchachas sencillas
dudan que el mundo sea un balneario
para lograr bronceados excitantes
y exhibirse como carne en la parrilla
de una hostería al aire libre.
Las muchachas sencillas
no cultivan el arte de reptar hacia la fama
ni confunden a las personas con peldaños
ni practican ocios ni negocios
ni firman con el trasero contratos millonarios.
Las muchachas sencillas
estudian en liceos con goteras,
trabajan en industrias y oficinas,
rehúyen las rodillas del gerente,
hacen el amor con Luis González
en hoteles, en carpas, en cerros, en lugares sencillos.
Las muchachas sencillas
se convierten en madres, en esposas sencillas,
luchan largos años como sin darse cuenta,
llenándose de canas, de várices y nietos.
Y cuando abandonan este mundo
dejan por todo recuerdo sus miradas
en fotos arrugadas y sencillas.

MALVERSACIONES DE FONDOS Y FORMAS EN HOMENAJE A JACQUES PRÉVERT

Un boxeador impresionista y un crítico federado
un balance de toros y una corrida de bancos
un alza de las musas y un susurro de los precios
una actriz en expansión y una financiera que sobreactúa
una biblia deportiva y una delegación en latín
una misa universo y una miss de réquiem
una muchacha en escoba y una bruja en bikini
una papa con resfrío y una tos con mayonesa
un asado ecuménico y un concilio a las brasas
una aldea de luto y una viuda recién inaugurada
un baile de elección y un gobierno de disfraces
un juzgado teatral y una obra de menor cuantía
un curso para torturadores y un interrogatorio de perfeccionamiento
un abogado que pestañea y un inocente que pierde
un sumario con santos en la corte y un asesino secreto
un libro interruptus y un coitus prologado
una cámara de ideas y un intercambio de gases
un cabo suelto y un subalterno ahorcado
un juez haciendo una huelga de hambre y un reo la vista gorda
un ministro se autofinancia y un estudiante controla la inflación
un fallo de canciones y un festival de penas capitales
diez promesas despedidas y diez mil obreras no cumplidas
unos poemas malversados y unos fondos bien escritos
y un camarógrafo apuntando a once futbolistas
mientras once fusileros enfocan a un poeta.

Rogativa para el arrepentimiento de Armando Rubio

"TRAGICA MUERTE DE JOVEN POETA
CAYÓ DESDE UN SEXTO PISO
FALLECIENDO INSTANTANEAMENTE"

Armando, donde quieras que estés
reflexiona un momento, un minuto siquiera.

y luego ve al diario a desmentir esa noticia.

Estás en tu derecho.
No podrían negártelo.

Diles que es un alcance de nombre,
que tú estás perfectamente vivo, como siempre,
que incluso ya va a aparecer tu primer libro.
Convéncelos de que el error hay que aclararlo,
que tú sigues siendo el mismo:
pálido, delgado, incluso distraído,
pero vivo, vivo como cualquiera de los que aquí quedamos.

Si quieres te acompaño
y te ayudo a persuadirlos.

Vamos, hombre.
Depongamos todas nuestras diferencias.
Juntémonos de nuevo en mi oficina
("La Trinchera Literaria", como tú la llamabas)
Sentémonos sobre el pasto del Pedagógico,
conversemos como entonces donde a ti se te ocurra.

No puedes fallar ahora, Armando,
no puedes irte así, inédito y tan joven.
Nuestra generación será solo un aborto,
una marcha forzada hacia ninguna parte,
una caravana de sonámbulos y mudos.

Medítalo seriamente, Armando,
y luego ve al diario a desmentir esa noticia.

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